Alas para educar

Me dedico a educar, y me gusta pensar que por lo tanto soy educadora. En el mundo de la educación hay grandes figuras a las que sigo, pero especialmente soy fiel admiradora de dos de ellos. Seguro que estáis ya preparando vuestros móviles para buscar sus publicaciones. Pero siento deciros que en realidad no les sigo por Instagram, ni por Facebook,  no tienen perfil publicado en linkedin, ni siquiera una triste página web. Pero ellos no necesitan nada de eso porque son de por si pioneros en mis principios como educadora.  Ellos me motivaron a escribir lo siguiente:

Cuando nací, mis padres me regalaron unas bonitas alas que con el tiempo, me fueron enseñando a utilizar. Cuando esas alas se quedaban pequeñas, ellos siempre estaban pendientes de sustituirlas por unas de mi talla. Día a día nos enseñaban, a mis hermanos y a mí, nuevas lecciones. Algunas de ellas eran sobre la importancia de usarlas debidamente, otras avisaban de los peligros de que alguien quisiera cortarlas, en ocasiones nos narraban como sus padres les habían enseñado a ellos,  … pero lo que más nos gustaba siempre, era cuando nos dejaban practicar con ellas. 

El día más especial era cuando cumplíamos un año más y descubríamos que nuestras nuevas alas tenían mucho más poder que las anteriores. Es cierto que año que pasaba, año que dominábamos más el arte de volar. Y a cada uno le llegó su momento. Mis padres, muy sabiamente  supieron reconocer cuando era el momento idóneo de cada uno de nosotros para entregarnos sus últimas alas. Entonces nos acompañaban, nos hablaban cariñosamente, nos daban una palmadita en la espalda y nos permitían utilizar las alas nuevas, por primera vez solos. Era emocionante. 

Las alas nos proporcionaron muchas aventuras y alguna que otra caída. Pero pasaron los años, y  descubrimos que ya no era tan divertido nuestro ansiado vuelo en solitario, y decidimos empezar a quedar algunos días para seguir volando juntos. Eso sí, entonces cada uno era responsable y se encargaba, de comprar sus nuevas alas y leer concienzudamente sus instrucciones.

Gracias Fina y José por dejarme volar sola pero sintiéndome siempre acompañada!!  

Gracias por ser mis padres!